El talento humano, la cantidad de científicos y los ejemplos exitosos que apalancan el ecosistema son algunos de los ingredientes clave del importante número de unicornios nacidos en Argentina. Las crisis y el cambio constante de las reglas políticas y económicas -razones que complican la vida a los emprendedores argentinos- han sido, curiosamente, su gran fortaleza. Aunque ahora los especialistas advierten que empiezan a restarle competitividad al ecosistema innovador.
El profesor Jack McDonald (1937-2018) era reconocido en la Universidad de Stanford no solo por su excelencia académica, sino también porque durante sus clases organizaba charlas con los principales hombres de negocios del mundo. En 1999 uno de los invitados fue John Muse, un inversor millonario que nació en Texas, Estados Unidos. Él era parte de Hicks, Muse, Tate & Furst, un fondo de inversiones con gran protagonismo en América Latina. Marcos Galperin, que estaba cursando su MBA en Stanford, hizo todos los arreglos para llevar a Muse al aeropuerto luego de su disertación. Su objetivo era tener unos minutos en privado con el inversor para contarle su idea recién gestada: Mercado Libre.
La leyenda cuenta que al Volkswagen Golf de Galperin se subieron otros dos compañeros, quienes querían pedir consejos sobre sus oportunidades laborales a Muse. El viaje estaba por concluir y el estudiante argentino no había podido comenzar con el speech que tanto había ensayado. Por fortuna, “se equivocó” varias veces en la salida de la autopista y eso le permitió contar con los minutos necesarios para presentar su idea. “Cuando se bajó del auto estábamos embobados por la situación: el jet, la charla, la posibilidad de interactuar con este gran inversor. Muse iba caminando hacia el jet cuando, de pronto, se da vuelta. Se dirige unos pasos hacia mí y me dice: If you need money, let me know (Si necesitas dinero, avísame). Mis compañeros no lo podían creer. Yo estaba feliz. Volví corriendo a agradecerle a mi profesor. Fue el 15 de mayo de 1999, no me olvido nunca más”, relató Marcos Galperin en innumerables entrevistas.
Esta anécdota ilustra algunos rasgos de la personalidad del emprendedor argentino: audaz, perseverante, ingenioso, que aprovecha las oportunidades que se le presentan y sortea con ingenio los obstáculos que encuentra en su camino.
En enero de este año Mercado Libre, que lista en la Bolsa de Nueva York, alcanzó un valor de mercado de US$ 100.000 millones. Algo nunca visto en Argentina. Ese valor equivale a 20 veces todos los bancos que operan en ese país. Sus principales ingresos se generan en Brasil y México. “Es el “Maradona” del ecosistema emprendedor argentino. Muchos inversores internacionales se acercan a las startups de Argentina gracias a la empresa de Galperin”, reconoce Juan Manuel Giner, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP)
Panorama
Según el último informe Tecnolatinas realizado por la consultora Surfing Tsunamis junto con el BID-Lab, las empresas tecnológicas nacidas en América Latina se han multiplicado en tamaño y ya representan un poderoso motor para acelerar el crecimiento y la transformación de nuestra región. “De ellas, 1.005 ya levantaron más de US$ 1 millón y valen más de US$ 5 millones. En conjunto, estas empresas hoy valen US$ 221.000 millones, generaron casi un cuarto de millón de empleos directos y fuentes de ingreso para otros cientos de miles de personas”, menciona el reporte.
El mismo informe también observa que el valor del ecosistema se multiplicó más de 30 veces durante la última década, pasando de US$ 7.000 millones a los US$ 221.000 millones, mientras que las empresas tradicionales vieron su valor caer en US$ 489.000 millones. El venture capital (VC) regional también se multiplicó decenas de veces. El ecosistema ya es potente, pero la revolución recién comienza y el potencial es enorme. En la próxima década el ecosistema perfectamente puede pasar a valer más de US$ 2 billones y generar más de US$ 30.000 millones al año de inversiones. “El epicentro de la revolución es Brasil, que representa la mitad de los startups y del capital invertido. Fuera de este país, Argentina se destaca tanto por el valor creado por sus startups (45% del valor de toda la región) como por la cantidad de empresas que ya valen más de US$ 1.000 millones”, cuenta Ignacio Peña, autor del informe y fundador de la consultora en innovación Surfing Tsunamis.
Al mismo tiempo Veneta Andonova, experta en estrategia empresarial en contextos emergentes y decana de la Facultad de Administración de la colombiana Universidad de los Andes, destaca que la industria tecnológica es global y depende de ideas, talento y educación; no del funcionamiento de las instituciones políticas. “Esto representa una ventaja para los países emergentes como Argentina. No podemos olvidar que la India logró construir un dinamismo gigante alrededor del sector digital sin resolver problemas estructurales de su economía y su sistema político. Muchos proyectos que se basan en tecnologías digitales tienen mayor resiliencia ante las carencias institucionales. Además, los fondos de inversión de riesgo que tienen interés en emprendimientos tecnológicos tienen una tolerancia grande al riesgo y apuestan a crecimientos muy acelerados para la recuperación de su inversión. En este sentido, el interés que hay entre los inversionistas en proyectos digitales y tecnológicos en Argentina no es sorprendente, ya que es un país que tiene un excelente pool de talento técnico”, afirma.
Además, la decana considera que otro punto fundamental a tener en cuenta es que en Argentina nacieron los primeros unicornios de América Latina y esto puso al país en el mapa de los inversionistas de riesgo. “Esto también creó un círculo virtuoso que inspiró a otros emprendedores a intentar lanzar negocios digitales y escalables a nivel regional. Se forjó una comunidad de emprendedores en serie que fueron muy astutos y pensaron su negocio a gran escala desde el primer día, construyendo su propuesta de valor en el talento local. Es una combinación de: visión, ventana de oportunidad y buena suerte”, afirma.
Para conocer los secretos de “la salsa” del ecosistema emprendedor argentino es fundamental comenzar por sus componentes.
- Estudio al alcance de todos. En Argentina hay universidades muy buenas tanto privadas como públicas (gratis). “Además cuenta con mayor cantidad de científicos si se lo compara con otros países de la región. Nuestro país tiene 1.200 científicos cada 100.000 habitantes”, asegura Giner.
- Crisis. Todos los entrevistados coinciden en que los continuos problemas económicos y políticos terminan forjando la personalidad y espíritu creativo de los emprendedores. “Ellos buscan constantemente la forma de sortear sus problemas con esfuerzo y mucha inventiva para poder seguir adelante a pesar de todo”, destaca el director de ARCAP. Al mismo tiempo, estas mismas crisis estimularon que los proyectos argentinos desde su nacimiento sean pensados como empresas regionales o globales.
- Campo de prueba. Este país cuenta con 45 millones de habitantes, un gran mercado para testear emprendimientos. Eso constituye una gran ventaja frente a países vecinos que son más pequeños.
- Unicornios pioneros. Hasta 2018 Argentina fue el país con más unicornios dentro de la región. “Hoy nos superó Brasil. Pero seguimos teniendo Mercado Libre, la empresa más valiosa de Latinoamérica. Además, contamos con otros unicornios muy valiosos como Globant y OLX. Eso apalanca al sector emprendedor y los incentiva a continuar intentándolo”, reconoce Giner.
- Limitaciones = Oportunidad. Las grandes limitantes de Argentina son, al mismo tiempo, sus oportunidades, según los entrevistados. Para dar algunos ejemplos: Argentina es un centro de desarrollo de criptomonedas y blockchain porque la gente no confía en la moneda local. También hay grandes proyectos de logística porque es un país muy extenso y con grandes problemas de transporte y distribución.
- Resiliencia. “El inversor y emprendedor argentino es resiliente. Constantemente les cambian las reglas del juego y si no se transforma muere. Para ellos la pandemia es una crisis más, una que se suma a las 18 crisis que atravesaron en los últimos 20 años. Esto los forja, les hace callos, los hace resilientes”, señala Giner.
- Amenazas constantes. El gran ecosistema emprendedor israelí es conocido mundialmente, y algunos analistas consideran que tiene similitudes con el argentino. “Israel tiene emprendedores y startups espectaculares. Se trata de un país amenazado por cuestiones bélicas. Argentina, por su parte, también vive amenazas constantes, pero por cuestiones político-económicas. Por eso, los emprendimientos argentinos nacen pensados para escalar regional o globalmente. Y los inversores justamente queremos invertir en compañías globales en término de crecimiento de su negocio”, explica Marta Cruz, cofundadora y managing partner del fondo NXTP Ventures.
- Ecosistema maduro. En Argentina existen 50 fondos que invierten en emprendedores. Hay una retroalimentación que tiene que ver con un ecosistema inversor que ya está bastante maduro en la Argentina, si se la compara con algunos otros países de la región.
¿Qué buscan los inversionistas?
Los expertos consultados aseguran que los fondos globales buscan compañías sin mirar de qué país provienen. Si hay talento y un gran potencial, los inversores van a aparecer independientemente de la nacionalidad del equipo fundador. “Sin duda, en Argentina hay muy buenos emprendedores y sobre todo programadores. No es casualidad que empresas como Mercado Libre, Globant, OLX, Despegar, y Auth0, por ejemplo, hayan salido de este país. De todas maneras, vemos que el escenario ha cambiado. Hoy el mayor desarrollo de proyectos se produce en Brasil, seguido por México y en tercer lugar están Argentina y Colombia”, sostiene Hernán Kazah, cofundador de Kaszek Ventures, una de las mayores firmas de capital de riesgo en etapas tempranas de América Latina, con más de US$ 1.000 millones de capital recaudado. Esta firma fue lanzada en 2011 y ya invirtió en más de 100 startups. Antes de fundar Kaszek Ventures, Hernán fundó junto con Marcos Galperin y Stelleo Passos, Mercado Libre y allí trabajó durante 12 años.
“Tanto mi socio, Nicolás Szekasy como yo, creemos en el impacto que la industria de tecnología puede tener en Latinoamérica. Invertimos en empresas bien jóvenes y luego las acompañamos a lo largo de su crecimiento aportando más capital y mucho apoyo en cuestiones operativas y estratégicas. Para seleccionar estas compañías hemos visto más de 20.000, o sea que analizamos unos 200 negocios para invertir en uno”, reconoce Kazah. En su portafolio ya tienen nueve unicornios: NuBank, MadeiraMadeira, QuintoAndar, Creditas, PedidosYa, Loggi, GymPass, Kavak y Bitso.
“El factor primordial a la hora de elegir una empresa es el equipo fundador. Cuando nosotros decidimos invertir en una empresa en realidad lo que estamos haciendo es elegir a nuestros socios para ese negocio por los próximos 10 años. Buscamos emprendedores extraordinarios, muy comprometidos, que prácticamente logren que lo imposible suceda”, revela Kazah.
El fondo de venture capital de origen argentino Alaya Capital, por su parte, invierte en primera instancia, US$ 500.000 y US$ 1,5 millones en Follow On. Su portafolio de inversión está compuesto por 34 compañías entre las que se encuentran: Aquabyte, (Estados Unidos), Houm (Chile), Welii (Colombia) y Quiena Inversiones (Argentina). “Al momento de invertir miramos fundamentalmente la potencialidad de crecimiento exponencial y esto tiene que ver con el grado de innovación y el producto, en relación a la oportunidad de mercado que tiene. Pero principalmente observamos el equipo y la capacidad de ejecución que tiene”, reconoce Luis Bermejo, co-founder & managing partner de Alaya Capital, que hoy tiene operaciones en Argentina, Chile y Estados Unidos.
Otro fondo importante en el ecosistema regional es NXTP Ventures. Este fue pionero de la industria del capital de riesgo en América Latina y lanzó su primer fondo en 2011. Invierten principalmente en rondas semilla y serie A, emiten, en promedio, cheques entre US$ 500.000 y US$ 2 millones, y reservan capital para invertir en rondas posteriores. Dentro de su portafolio de inversión se encuentra: 123Seguro (Argentina), Kangu (Brasil), Betterfly (Chile), Chazki (Perú), Satellogic (Argentina), Tienda Nube (Argentina) y Auth0 (Argentina). “Auth0 representa todo lo que buscamos en una compañía: fundadores apasionados, analíticos, con experiencia previa y con una visión de buscar modelos de negocio business to business (B2B) que sean escalables. Para nosotros es un honor haber acompañado este emprendimiento”, reconoce Cruz. Auth0 es uno de los últimos unicornios argentinos. Esta empresa, dedicada a la gestión de identidad digital, fue vendida en marzo pasado por US$ 6.500 millones a la firma estadounidense Okta.
Las amenazas al ecosistema
Para Luis Bermejo, de Alaya Capital, si bien es verdad que existe un gran ambiente emprendedor argentino, el ecosistema del resto de la región está creciendo con mayor rapidez. “Lamentablemente la inestabilidad jurídica de Argentina hace que sea muy difícil invertir. Cada cuatro años, cuando asume un nuevo mandatario, se cambian las reglas del juego y esto hace que sea difícil atraer dinero del extranjero hacia Argentina. Por eso, los emprendimientos se tienen que estructurar jurídicamente de manera internacional para poder recibir inversión. Es una lástima que ocurra esto, porque atraemos capital hacia inversiones argentinas, pero eso no significa que técnicamente la inversión argentina crezca”, explica.
Pero este es un proceder generalizado del venture capital en el mundo y, en especial, en América Latina. Se suele estructurar una empresa holding o madre, y después cada país tiene una filial. Entonces la inversión se recibe afuera y se va bajando a cada país de acuerdo a necesidad de fondos que tenga. No es una particularidad de Argentina y se hace para esquivar la volatilidad de las monedas locales.
Por su parte, Ignacio Peña, de Surfing Tsunamis, asegura ver señales de alarma respecto al futuro del ecosistema argentino. “El entorno de negocios en Argentina se está tornando cada vez más hostil. Los fundadores de los startups más exitosos emigraron a Uruguay y a Estados Unidos, y el porcentaje de jóvenes de entre 25 y 35 años egresados de la universidad es inferior incluso a la cantidad de egresados en el país vecino. Al mismo tiempo observamos que el porcentaje de nuevas startups y de capital invertido están cayendo, reduciendo la vitalidad y relevancia relativa del ecosistema local”.
Para revertir la tendencia, el ejecutivo recomienda que los políticos y economistas argentinos se informen sobre la revolución tecnológica y sus enormes oportunidades. “Deben darse cuenta de que el recurso más valioso e importante del país es su gente, no las materias primas. Es necesario que se valore el talento, el trabajo y el mérito. Además, la justicia debe actuar y generar un entorno de baja corrupción. Por último, es necesario un entorno que permita que el ecosistema emprendedor y la innovación florezcan. Caso contrario, los argentinos verán cómo otros países los dejan atrás y cosechan los frutos del talento que la Argentina sembró y cultivó a lo largo de décadas”, reflexiona.
En perspectiva
Ana Inés Basco, especialista en Integración Regional en BID-INTAL, deja una sugerencia para comprender esta “salsa secreta” del sector innovador argentino. Según ella, más allá de observar las dificultades que atraviesa el país presidido por Alberto Fernández, es necesario alejarse unos pasos y mirar la ‘big picture’ y los indicadores de la región. “Por ejemplo, deben considerarse los niveles de inversión en investigación y desarrollo, o la cantidad de talento humano. Si comparamos los talentos argentinos con los del resto de la región, o analizamos la cantidad de investigadores y científicos por habitante; y el número de patentes por habitante, nos dará una clara referencia. También es importante ver los niveles de conectividad y el número de penetración de Internet, que en Argentina son altos. Muchas veces los argentinos nos comparamos con Europa o Estados Unidos, pero tenemos que observar estos números con respecto a Latinoamérica”, aconseja.
Mientras que Giner, de ARCAP, resume: “No hay una única causa que provoca el éxito en las startups argentinas. Existen una multiplicidad de factores que se suman al ecosistema inversor, que fue creciendo con gran esfuerzo”.
Cuando llega el momento de hablar sobre el futuro de este ecosistema emprendedor Veneta Andonova, de la Universidad de Los Andes, se muestra optimista. “Creo que en Argentina muchas historias de éxito, gran talento humano y una visión de oportunidades que los emprendedores y empresarios argentinos buscan en toda la región de habla hispana. Argentina está firme en el mapa de los inversionistas de riesgo y creo que su situación como lugar de origen de unicornios latinoamericanos no peligra”, concluye.
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* Por: Cintia Perazo